Sos la luz en el horizonte,
la que me mantiene con fe
en estas horas oscuras.
Son tus brazos la orilla
a la cual me aferro;
y tus ojos el lugar
en el cual me refugio
durante la tempestad.
Son tus labios
maná de vida
en este éxodo.
Sos el arca donde guardo,
de mi corazón aquello
que no deseo perder
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