El día de mi funeral quiero que llueva
para así confundir con sus rostros húmedos todos por igual,
a los fríos y a los dolidos.
El día de mi funeral quiero que llueva
para que quien cargue mi féretro
moje sus manos en mi dolor.
El día de mi funeral quiero que llueva
para que la tierra que cubra mi tumba sea lodo
y ensuciarme una vez más.
El día de mi funeral quiero que llueva,
que el cielo llore mi partida de esta tierra
o mi entrada en él (infierno)
o quizás las dos.
El día de mi funeral quiero estar vivo
para poder asistir
y despedir a mis amigos bajo la lluvia invernal.
El día de mi funeral quiero estar vivo
y darle un último beso a María (si es que va)
el día en que termine mi agonía
y que pueda seguir su vida
sabiendo que soy libre de su dolor.
El día de mi funeral quiero estar vivo
para pedir perdón y pecar una vez más.
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